"El balón nunca engaña. El jugador debe mirar la pelota y no la silueta del contrario"

Luis Aragonés

miércoles, 10 de abril de 2013

El fútbol ha sido injusto con el Málaga

Pintaba que iba a ser una noche especial. Una noche mágica. Con el Real Madrid virtualmente clasificado tras el 3-0 de la ida, toda España y, sobre todo, Andalucía estaba pendiente y concentrada para ver al Málaga. Toda España se sentía blanquiazul. Y no es para menos. Hasta la fecha, lo que había conseguido el Málaga era algo increíble: primero en la fase de grupos con Milán, Zenit, dos súper potencias económicas, y Anderlecht. En octavos, eliminó al Oporto. Y ayer la eliminatoria de cuartos contra el Borussia estaba abierta. Sobre todo, con 0-0 de la ida en La Rosaleda.

Y empezó la cosa bastante bien. Con respeto, humildad y seriedad salió el Málaga al Westfalenstadion de  Dortmund. En frente un Borussia que había sido la sensación en la fase de grupos, desbancando al Real Madrid de la primera plaza en la fase de grupos. Típico rival alemán con mucha fuerza física mezclada con la calidad de sus hombres ofensivos. Pero el Málaga salió valiente y atrevido, creyendo en sus opciones. Y así llegó el primer tanto a cargo de Joaquín. Se estaba dando todo lo necesario: o empate con goles o victoria blanquiazul. Pero antes del descanso llegó Lewandowski para poner las tablas en el marcador.

La segunda mitad, muy parecida a la primera, el Málaga salió con la misma idea de no tener miedo y de meter mano a un Borussia necesitado. Apareció Caballero y su pie para salvar al conjunto andaluz del 2-1. Acto seguido, Eliseu, en posible fuera de juego, introduce el balón tras un gran contraataque. Quedaban diez minutos para la gloria. 600 segundos para que Don Manuel Pellegrini hiciese un poquito más grande a este Málaga. Sí, Don Manuel Pellegrini. Un gran entrenador y con mucho mérito, a pesar de no estar acertado en la noche de ayer con los cambios.

Pero llegó el tiempo añadido. Que nadie contaba con él porque el pase a semifinales estaba más cerca. En el minuto 91 anotó Reus tras un barullo en el área. Parecía que iba a ser un pequeño susto para maquillar el resultado. Pero en la última jugada del partido, el fútbol se cebó, y bastante, con el Málaga. Y de qué manera. Santana provocó el estallido en el Westfalenstadion tras hacer el tercero para los alemanes. El gol procede de múltiples fueras de juego. Algo realmente increíble, impensable y que ocurrió de manera muy cruel e injusta.

El varapalo fue tan grande que los jugadores del Málaga apenas protestaron la jugada polémica al colegiado, que se lució. Él y los asistentes por no ver a varios jugadores del Borussia en posición antireglamentaria. Además, dentro de la impotencia de la situación, tanto jugadores como cuerpo técnico han demostrado una elegancia, una clase y una educación a la hora de perder, cosa que en otros clubes ni hubiese ocurrido. Pero me quedó con lo injusto que ha sido el fútbol con el Málaga y, sobre todo, con Don Manuel Pellegrini. Un tipo silencioso, trabajador, humilde, elegante y que ha vivido cuatro días muy duros:  primero con el fallecimiento de su padre y ayer con la eliminación de su equipo. Otra vez. Esta vez en cuartos y en el tiempo añadido. En cambio, el fútbol a los alemanes les compensa con la crueldad vivida en la final de Barcelona de 1999 ante el Manchester United. Situación distinta porque al Bayern Münich no le robaron y ayer al Málaga sí.

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