"El balón nunca engaña. El jugador debe mirar la pelota y no la silueta del contrario"

Luis Aragonés

viernes, 17 de diciembre de 2010

El vigente campeón se va por la puerta de atrás

Esa es la sensación que me ha dado a mí y, supongo, que a la mayoría de los aficionados rojiblancos, por no decir todos.

Lamentable fase de grupos la que ha hecho el Atlético de Madrid, vigente campeón de la Europa League, ante equipos que no tenían el mismo nivel que los rojiblancos, es decir, muy inferiores.

El desastre comenzó cuando a mediados de septiembre, en su primer partido frente al Aris, con la intención de defender título, pierde en un mal partido ante los griegos. La excusa del ambiente infernal no es válido porque para ser campeón, hay que ganar o, al menos, puntuar en todos los campos.

En el segundo partido, en el Vicente Calderón, empató con el Bayern Leverkusen, un rival que, a priori, iba a ser el que iba a luchar con el resto de equipos para hacerse con la segunda plaza porque el primer puesto parecía bastante claro quien lo iba a ocupar.

En su tercer encuentro, de nuevo en el Vicente Calderón, el Atlético de Madrid si que hizo bien los deberes, ganando al Rosenborg por 3-0. Parecía que volvía la ilusión. Ocurrió lo mismo con el cuarto partido en tierras noruegas, cuando el conjunto colchonero ganó por la ley del mínimo esfuerzo por 1-2.

Parecía que todo había vuelto a su cauce, pero en los casos en los que nada más levantarte, sigues tambaleándote y te cuesta mantener el equilibrio, al final, por cualquier circunstancia, te vuelves a caer de nuevo. Y esto es lo que le pasó, una vez más, a los rojiblancos, sobre todo, a su afición. En la quinta jornada, frente al Aris en el Calderón, lo que parecía en una fiesta, porque si ganaba el Atleti, se clasificaba para la siguiente ronda, pues se convirtió en una tragedia. Vamos, lo que le suele ocurrir al Atlético de Madrid siempre y en estos casos. Hace lo más difícil y falla en los momentos más fáciles. En este caso, tenía el partido controlado, pese a tener que remontar el 0-1 inicial, pero entró en un estado de empanamiento y acabó perdiendo 2-3. Una derrota que dolió mucho y que dejaba virtualmente fuera de la defensa del título que consiguió la temporada pasada.

Ayer intentó hacer los deberes pero tenían que darse varios requisitos y no se dio ninguno: el Aris ganó al Rosenborg y el Atleti no pudo pasar del empate frente al Leverkusen. La verdad es que mereció mucho más el conjunto de Quique, que jugó un gran partido, a pesar de las condiciones climatológicas.

Un Quique Sánchez Flores que no está en tela de juicio pero que debería estarlo. Es cierto que el año pasado consiguió la Europa League y una final de Copa del Rey, y este año la Supercopa de Europa, pero que ha salido eliminado del título que defendía a la primera de cambios, sin jugar a nada y jugando siempre con los mismos futbolistas, alguno de ellos no tendrían que vestir la camiseta de este club porque no tienen la calidad suficiente como para defender el escudo del Atlético de Madrid, como Valera, Perea, Simao,...que se lo están llevando sin hacer...¡¡¡ABSOLUTAMENTE NADA!!! Pero la culpa no es de ellos, sino de quien les pone, es decir, de Quique Sánchez Flores.

¿Qué tiene que hacer jugadores como Fran Mérida o Ignacio Camacho para merecerse una oportunidad? ¿Qué pinta Simao en el equipo si lo tiene prácticamente hecho con el Besiktas, además de seguir siendo el capitán de un equipo en el que no merece estar? Esto es algo que llevo muy mal y que no lo entiendo, la verdad.

En fin, muchas preguntas, siempre las mismas, es cierto, y que nunca tienen ni respuesta ni solución.

La curiosidad deportiva de hoy

Lo que provoca un fan

Ocurrió en Connecticut (Estados Unidos) cuando David Witthfort, un chaval de apenas 12 años recibió, el 25 de diciembre de 2003, un regalo de su padre: la camiseta de Brett Favre, uno de los quarterback de los Green Bay Packers, el cual era su ídolo. Pues bien, tanto cariño y aprecio tenía David a Brett que estuvo durante...¡¡¡CUATRO AÑOS SEGUIDOS!!! vistiendo su camiseta. La madre de la criatura lavaba la camiseta todas las noches, para que su hijo se la pudiera poner al día siguiente. Así, hasta el 23 de abril de 2008 que fue la última vez que se la puso porque ese día Brett Favre anunció su retirada. Un total de...¡¡¡1.581 DÍAS!!! Eso sí que es un fan de verdad