"El balón nunca engaña. El jugador debe mirar la pelota y no la silueta del contrario"

Luis Aragonés

miércoles, 3 de abril de 2013

Y encima se lesiona Messi

Es cierto que la factura que tiene que pagar el Barça tras el partido de ayer de cuartos de final de la Champions frente al PSG es bastante grande e importante. La lesión de Messi  es más importante que el buen resultado cosechado en tierras parisinas. En una eliminatoria, siempre que se marque fuera de tu estadio es bastante positivo. Pero el 2-2 azulgrana no equilibra la balanza y hay más preocupación y tristeza que alegría y euforia. Y eso que no sólo Leo se lesiono. Mascherano podría decir adios prácticamente a la temporada por culpa de una rotura en el ligamento lateral interno de su rodilla derecha.

En un remate con la zurda, pegado a la escuadra derecha de Sirigu, se rompió Messi. O al menos, su bíceps femoral de su pierna derecha le dio un toque de atención. Un aviso que le supondrá estar, al menos, tres semanas de baja, a falta de confirmación oficial. Tras su disparo, se echa la mano a la parte trasera de su pierna derecha y fue sustituido en el descanso. El marcador era muy favorable para el conjunto de Tito porque tenía ventaja en el marcador con el solitario gol del astro argentino. Tras lo visto sobre el terreno de juego, el Barça se llevó más recompensada de la merecida. Físicamente no está bien y ha perdido chispa en su juego. Aunque sigue siendo el Barça.

Tras el descanso, el PSG fue, al menos, a por el empate y lo consiguió. Aunque en claro fuera de juego de Zlatan Ibrahimovic. Tanta insistencia y tantas ocasiones de goles al final dieron su fruto con un gol que no tenía que haber subido al marcador. Un empate con goles que al Barça le venía bien. Pero el conjunto catalán no está al partido. Todos los futbolistas estaban pendiente del banquillo. Y no porque estuviera Tito, noticia positiva. Sino porque en él se encontraba Leo Messi, noticia negativa y sorprendente. Y sin Messi las pocas ideas que tuvo el Barça en la noche de ayer, desaparecieron. Hay jugadores que no están apareciendo y deberían hacerlo en momentos importantes como el del ayer: Alexis Sánchez y Cesc Fábregas no están. Villa es como el semáforo en ámbar: aparece, desaparece, aparece, desaparece. Xavi e Iniesta en su línea pero algo escondidos y agotados.

Pero en una jugada aislada, apareció Sirigu para cometer un estúpido penalti sobre Alexis y que el Barça volviera a tomar ventaja, esta vez a cargo de Xavi desde los once metros. Parecía que el partido se iba a terminar así, y dentro de lo malo, había una razón para sacar algo positivo: el 1-2. Pero ni eso. En la última jugada de partido, un remate de Matuidi que se cuela entre las piernas de Bartra y desvía le balón lo justo para que a Valdés le pille a contrapié y no pueda evitar el definitivo 2-2.

Visto lo visto, un resultado que en teoría no es malo. De hecho, si las circunstancias hubieran sido otras, se hubiese valorado mucho más de lo que se está valorando. Pero es que hay algo más importante que ese empate con goles. La lesión Messi. Al menos, tres semanas va a estar Tito sin poder contar con el argentino. Justo en el momento más importante de la temporada. La Liga la tiene asegurada pero queda la Champions. La semana que viene el partido de vuelta frente a los franceses. Con una ligera ventaja. Pero es que la lesión de Messi es más importante de lo que parece. No por la lesión en sí, sino por lo que conlleva: el gol. La definición. Ahora mismo, prácticamente los goles del Barça los ha anotado Leo. Sin él, veremos a ver quien se encarga de suplirle. Algo complicado e imposible. Porque cada uno es como e. Y es ahí cuando los grandes jugadores deben aparecer. Tienen que aparecer. Porque el conjunto catalán los tiene. Toca sacar la cabeza y salir a escena. Y que mejor manera que ante tu público y llevando a tu propio equipo a las semifinales de la Champions por sexta vez consecutiva.