Es cierto que el submarino amarillo no está pasando por un buen momento. Es de esos equipos que, lamentablemente, se le ha acabado el ciclo que le ha hecho estar entre los grandes de España y...de Europa. Pero esto no significa que no vaya a dar guerra tanto en la competición doméstica, como es la Liga Española, como en la competición continental, como es la Champions League.
Juan Carlos Garrido es un magnífico entrenador que no se rinde tan fácilmente, con los pies en el suelo siempre, sobre todo, en los buenos momentos, y un luchador puro y duro,
Debe tener paciencia, mucha paciencia, la afición amarilla del Villarreal. Es cierto, que el listón está muy alto. Es cierto, que ha notado mucho las bajas de Capdevila y, sobre todo, de Cazorla. Es cierto, que los resultados, hasta el momento, no están acompañando. Y es cierto, que el grupo de Champions es muy complicado, con grandes rivales como es el Bayern Munich, el Manchester City y el Nápoles. Pero el Villarreal nunca se ha caracterizado por tirar la toalla y sí por luchar, trabajar y no perder nunca la ilusión de seguir creciendo como entidad.
A la vez que está acabando un proyecto, está empezando otro. Hay que creer en las posibilidades de este Villarreal porque ha demostrado ser una gran sorpresa y una gran alternativa cuando nadie apostaba por él (por ejemplo, aquella semifinal de Champions con el penalti fallado por Riquelme contra el Arsenal).
Por eso, hay que creer es este equipo que dirige Juan Carlos Garrido. Tiene grandes jugadores y grandes profesionales, y en cuanto vean que llegan los resultados, cogerán confianza y volverán a creer en ellos mismos, que falta les hace. Más que nada porque el Villarreal es capaz de esto y más. El Villarreal es capaz de todo.
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